Audiometría
La audiometría señala la pérdida auditiva y su gravedad. Se realiza analizando la capacidad del paciente para escuchar sonidos. Para ello, disponemos de dos técnicas: a través del aire, para la cual se usan altavoces y auriculares; o con los huesos de la cabeza, gracias a un altavoz especial que emite vibraciones.
¿Para que sirve un audiómetro clínico?
El audímetro se usa para clarificar en qué fase del proceso auditivo los órganos comienzan a alterarse. Sabiendo esto, el especialista está en disposición de diseñar la mejor estrategia terapéutica.
Así pues, medirá la capacidad receptora del oído, explorando todo el proceso: desde la emisión del sonido, pasando por el choque del mismo contra el tímpano y la conversión de las vibraciones en impulsos eléctricos en la cóclea, así como su transmisión e interpretación en el cerebro. El transcurso será indoloro y rápido, no durará más de 30 minutos.
Además de su realización cuando se detecte algún problema, se recomienda que esta prueba se lleve a cabo en los recién nacidos, en los mayores de 65 años y tras haber superado alguna enfermedad vinculada con el oído, como la otitis o la meningitis.